miércoles, 8 de octubre de 2008

LECTURA Y COMPRENSION DE TEXTO PARA DIRIGENTES POLITICOS

La Fe no se negociaAsí como criticamos ásperamente a los políticos quereciben coimas y a los que se las facilitan, paraobrar de una manera determinada a expensas del biencomún, debemos ser mucho más duros con los quetrafican con la Fe , dejándola de lado en ciertascircunstancias, ya sea por comodidad, por falsorespeto humano, por una desordenada convivencia o poruna mal llamada tolerancia. Es decir: no se juegan porla verdad.La fe no se negocia. Precisamente hace cinco siglosSanto Tomás Moro entra en conflicto con el Rey (elEstado) y todo su “aparato” que le era dócil. Se leexigía el sometimiento a decisiones que contrariabanla Fe Católica que profesaba. La no aceptación quedabaautomáticamente equiparada a la rebeldía.Le aconsejaron sus amigos y aún familiares, parasalvar su vida, el negociar y aceptar aunque seaexteriormente lo que se le quería imponer: lasupremacía del poder Real (el Estado) sobre la Iglesia, total él era dueño de su interior y podía pensarcomo quisiera (la doble moral), pero Tomás no aceptóesconder la Verdad y por ello subió al patíbuloafirmando que “el hombre no se puede separar de Dios,ni la política de la moral”.Tomás Moro nos deja un testimonio de primacía de laverdad sobre el poder, coherencia moral y fuente deinspiración para una política que tenga como finsupremo el servicio a la persona humana. Hoy esospoderes se ven mas camuflados, se mimetizan, pero enel fondo se plantea la misma disyuntiva: hacer brillarla luz de la Verdad o guardar silencio por un falsorespeto humano para no herir susceptibilidades y elmiedo a no enfrentarse a los poderosos de turno.Fue así como, en el año 1999, un grupo de fieleslaicos comprometidos con nuestra identidad debautizados y que colaborábamos en acciones pastoralesen la Iglesia Católica que peregrina en Santa Fe de laVera Cruz , convocados por el Cngo Ricardo B. Mazza,constituimos el Centro de Estudios Políticos ySociales “Santo Tomás Moro” con la finalidad de dartestimonio de la verdad, especialmente, en el ámbitode la política.El documento que inspiró nuestro Centro, al comienzo,fue la Exhortación Apostólica “Ecclesia in América”del Papa Juan Pablo II, teniendo como eje inspiradorde nuestro obrar el referido a “Los fieles laicos y larenovación de la Iglesia ”(nº44). Coherentes connuestra primera finalidad constitutiva como Centro deEstudios, elaboramos el primer documento dondeplanteábamos observaciones a los proyectos de leysobre un programa provincial de salud reproductiva.Logramos atenuar al mínimo los daños físicos y moralesque el mismo causa a nuestras mujeres, denigrando suidentidad como personas y reduciéndolas a un meroobjeto de placer sexual. Del mismo modo opinamos sobreel proyecto de las “uniones civiles de homosexuales ylesbianas”. Y el recientemente ingresado proyectoiconoclasta de eliminar imágenes y símbolos sagradosde las oficinas públicas presentado por minorías quepretenden imponer a la mayoría de nuestro pueblo unmodus vivendi contrario a la cultura que nos legaronnuestros mayores y que reconoce la ConstituciónNacional.Somos defensores del matrimonio, la familia y de lavida, desde su concepción hasta su muerte natural,como lo reconocen las Constituciones Nacional yProvincial, que rechazan expresamente la cultura de lamuerte.Por eso es inentendible la paradoja de nombrar –haceya algún tiempo-como miembro de la Corte de Justiciade la Nación a una mujer que se declaraprovocativamente partidaria de la despenalización delaborto y se reconoce como atea militante.¿Cómo va a aplicar en sus fallos los principiosConstitucionales que reconocen a Dios como fuente detoda razón y justicia y el derecho a la vida desde laconcepción en el seno materno?Estas incongruencias que agravian el sentir y elpensar de la mayoría de los argentinos deben incitaral cumplimiento del mandato del Concilio Vaticano IIque expresa que “ningún católico debe abdicar de laparticipación en política”. Con esta participación,seguramente, se evitará que los mercaderes de lamuerte nos impongan autoritariamente una sociedad sinDios y sin Moral.Durante el Jubileo del año 2000, la iglesia proclama aSanto Tomás Moro Patrono de los Gobernantes yPolíticos. El Santo Padre decía que el testimonio deeste santo es más actual que nunca, en un momentohistórico que plantea retos cruciales para laconciencia de quienes tienen la responsabilidaddirecta de la gestión pública. Por otra parte, debemostener presente que el aborto, la seguridad, laeducación, las leyes laborales, el precio del kilo deharina, la indigencia, están directamente relacionadoscon decisiones políticas.Y los políticos, legisladores y dirigentes son hombresque, en su mayoría, se dicen católicos. Si debiéramosmedir la tarea de los dirigentes católicos con ladegradación moral y social de Argentina en los últimosdecenios concluiríamos que “o los dirigentes no soncatólicos” o los buenos católicos se han escondido ono participan porque consideran, equivocadamente, quela política es intrínsecamente perversa a la cualacceden únicamente los aventureros e inescrupulosos.Temen contaminarse, lo que indica la tibieza de lasconvicciones y de la Fe que dicen profesar.La grave crisis que se abate sobre la Argentina ,donde la mitad de la población vive por debajo de lalínea de la pobreza, es en gran medida el resultado dela acción de dirigentes políticos, económicos,sindicales y culturales que han priorizado la luchapor privilegios y espacios de poder por sobre el biencomún de la sociedad. También le cabe a la laboreducativa de la Iglesia que, según la ConferenciaEpiscopal Argentina “no pudo hacer surgir una patriamás justa, porque no ha logrado que los valoresevangélicos se tradujeran en compromisos cotidianos”.Nos encontramos ante un debate donde, con distintosnombres, se quiere legislar contradiciendo el primerode los derechos humanos, inalienable e irrenunciable,que es el derecho a la vida desde la concepción. Lasleyes, sean cuales fueren los campos en que intervieneel legislador, tienen que respetar y promover siemprea la persona humana en sus diversas exigenciasespirituales y materiales, individuales y sociales.No obstante, la Ley no es suficiente, es necesario elcompromiso de todos y cada uno de nosotros en elcumplimiento del mandamiento nuevo hacia el prójimo.De lo contrario las Leyes, por buenas que sean, iránpor un carril y la realidad por el otro. Basta conconocer la Convención de los Derechos del niño (hay 54artículos especiales sobre su protección) por un ladoy ver la realidad de grandes sectores condenados a laignorancia, explotación y miseria.Esperanzados en una toma de conciencia de la sociedadtoda, especialmente de sus dirigentes (¿católicos?)por el efecto Blumberg, debemos proponernos dejar deusar los látigos que prolongan permanentemente lapasión de Cristo.Jueves 15 de Abril de 2004. Centro de EstudiosPolíticos y Sociales “Santo Tomás Moro”

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